Espiritualidad Maya de Guatemala

Espiritualidad Maya de Guatemala

Bienvenid@s a este espacio para Crecer

¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creación y formación.

Popol Wuj

Las opiniones vertidas son responsabilidad de los autores.


jueves, 26 de abril de 2012

Qachak Qapatan Ri qab’antajik Ajq’ijab’


Amigas y amigos:

Les presentamos este articulo de Fabían Frias, Ajq´ij maya k'iche´ de Nahualá y que actualmente radica fuera de Guatemala, pero siempre en el área mesoamericana.

El Tata Apab'yan Tew (su nombre Maya) caminante de la espiritualidad desde hace más de 30 en su trabajo espiritual primero como "sobador de Huesos" (una especialidad de la medicina maya), y luego como Ajq'ij, caminando en el acompañamiento de personas en diversas áreas como en la psicología maya y propiamente desde el ámbito espiritual. El Tata tiene una vasta experiencia que solo los años en este sagrado camino da.

Nos presenta un relato de su contacto con diferentes expresiones de la espiritualidad; lastimosamente no siempre son buenas; en este relato les invito a que se se metan en la escena que está basado en un suceso real, por inverosímil o disparatado que parezca.

Que disfruten la lectura.

Equipo de Espiritualidad Maya de Guatemala






Qachak Qapatan
Ri qab’antajik Ajq’ijab’

Nab’e.

Hace varios años, cuando aún solía atender invitaciones de parte de grupos dedicados a la ‘espiritualidad’ -grupos en realidad urbanos y conformados por personas de distintas ‘tradiciones’ y corrientes, profesiones y edades-, recibí una carta muy amable donde se me hacía partícipe de un evento extraordinario.

Papel fino, impecable impresión. Decía allí que ‘Jefes y Autoridades de distintas naciones indígenas’, se reunirían en cierto lugar ‘energético’ para hablar de  cosmovisiones nativas y ‘unificar’ entre todos, un criterio de acción para desarrollar estrategias de lucha que, como hermanos e hijos del Sol, se debían emprender ya, en contra del embate nocivo de las sociedades industrializadas. Sí, he de decir que me extrañó un poco la afirmación de ‘hijos del Sol’ y también, otro tanto, me extrañó la lectura de que ‘Jefes y Autoridades’, cuya identidad no aparecía en ningún lado, iban, esta vez sí, a hablar a nombre de su pueblo.

“Los fondos recaudados serán donados a pueblos indígenas”.

Cosmovisión. Dondequiera se escucha ahora, cosmovisión. Está en todas partes cuando se habla de los Maya. Cuando se habla de las naciones originarias. Cuando se habla de profetas y jefes ancianos, líderes, actores activos o pasivos a los que no se les ha dado la oportunidad de hablar cabalmente. Cosmovisión suena grave. Latente. Es una palabra que parece venir acompañada de historias de fundación y sonajas y tambores y piras ceremoniales con espíritus rondando y hablando sólo a los elegidos para transmitir un mensaje trascendental. ‘Cosmovisión indígena’, ahora, llena foros enteros.

Inmediatamente decliné, rechacé la invitación telefónicamente. Recibí otra carta por mensajería privada, sólo unas horas después. “Necesitamos la voz de los Mayas”, insistía. En fin, me la creí. Aún ahora, tiempo después, no tengo nada en contra de nadie y cada acto posible, en la interacción humana, podría ser un nodo nuevo de entendimiento global y un nodo nuevo encaminado a distintos propósitos, sean estos personales o, lo mejor, interpersonales. Cándido, neutro, asistí.

No diré dónde ni con quienes estuve.

El amanecer fue espectacular como lo son todos y ya, antes de la salida del Sol, cantaban y hablaban y murmuraban los hermanitos, muchos ellos, en las ramas de un árbol pequeño que estaba localizado exactamente atrás de donde se me había hospedado. A mí me tocó estar en el ala sur de una construcción. Un ala que pertenecía a una inmensa construcción hecha en el medio del desierto. Hacía frío allí pero ni a mí ni a los pajaritos del árbol, ni a los cocineros ni ayudantes, nos había importado lo mínimo. Algo sí me extraño, ¿dónde habían hospedado a los ‘Jefes y Autoridades’? Evidentemente, tenía ganas de dialogar ampliamente con ellos.

Debo aclarar acá que, cuando llegamos todos, horas atrás, nadie pudo ver gran cosa y realmente nadie pudo verse del todo. La llegada de la noche nos había impedido hacer salutación alguna. Una tercera carta, entregada al momento, nos indicaba dónde debíamos pernoctar. Seguí las instrucciones que se asignaron y, por educación, no hice ya nada más. En mi habitación, limpia, sencilla, abrí mi maleta y agradecí por mi camino y buen arribo antes de dormir.

Eso sí, con muy poca luz, cuando llegué, calculé la dimensión de las distintas áreas. Había una como casa central, una como cabaña, una como construcción de madera muy bien hecha ella y muy como en el centro. Desde allí y sirviendo como eje central, había un ala norte, un ala sur y se notaba un espacio extra, muy, muy hacia atrás, que parecía servir de bodega.

Salió el Sol. Gran Padre. En medio de un desierto, comenzaba a ser difícil pensar que nos cobijaba, de cierto, nos abrasaba. Cada uno de sus bigotes nos tocaba muy fuerte y miré que a todos, menos a mí, les incomodaba. Había, en la gran explanada de la construcción del medio del desierto, pocos árboles donde mantenerse en sombra. Allí quizá, podría encontrar a los posibles jefes y autoridades pero había que respetar una agenda y un plan y un programa a seguir. Así que no pregunté nada.

Llegó la hora. Salió la mayoría de la gente de su refugio y, para gusto de la presentación, grandes nubes comenzaron a arremolinarse encima de nosotros. Eran nubes enormes pero algo dispersas que, con un poco de Viento alto, comenzaron a juntarse. Como que platicaban entre sí y se unían, cada vez más, para escucharse mejor. Horas después del discurso de bienvenida, las nubes ya estaban bien juntitas, ya eran una sola masa uniforme que comenzaba a oscurecerse como si su plática, en sí, fuese un gran secreto.

Finalmente presentaron a los jefes y autoridades -a la fecha, no sé de donde llegaron. Native indians, se recalcó. Uno a uno, menos el Maya en medio de la multitud, hablaron de su causa, de sus cosas. Citaron saber a quién, a saber quiénes y a saber a cuántos pero, arriba, en las nubes, ya se había gestado una tormenta.

Va a llover, sentí. Va a llover bien fuerte.

Siguieron los discursos. Comenzó a hablar el Cielo pero nadie le prestaba atención. Palabras de amor y virtud, eran más fáciles de entender y desatender allá, en el podio. En el Cielo, serpientes estelares iban y venían del sur y hacia el norte pero sólo se veía su luz, no había nada más. Estaba todo en silencio.

Tocó finalmente, mi turno. Ya los jefes y autoridades estaban cansados, ya todos con hambre. Ya todos en desolación e insolación después de escuchar duro y dale que sí, que sí, que hay que luchar, que sí, que sí, que hay que unirse, que sí, que sí, que hay que pensar que todos somos hermanos, que sí, que sí, que se debe construir un mundo mejor.

Habló el Cielo antes que yo y antes de que me dieran un micrófono. En el medio del chaparral desértico, una voz fuerte, grave y metálica que hizo vibrar la Tierra, cayó cerca de nosotros, atrás de nosotros todos. Desde allí mismo, un Viento suave comenzó a surcar entre los matorrales cercanos. Repentinamente la luz del día no era la misma. La Tierra no era la misma. Los hermanitos, presentes desde el amanecer, ya no cantaban, ni hablaban ni murmuraban, ni siquiera habían volado cerca desde horas atrás.

Y entonces, la presentadora del programa dijo apresuradamente a los jefes y autoridades, emplumados y barbudos, kaxlan y ladinos en sí: -ha llegado hasta nosotros, por primera vez, la Palabra de un gran jefe Maya. Ha llegado hasta nosotros, la Palabra de un representante de una gran nación que nos ha dado las más claras profecías. ¡Uff!, -hasta ahora lo decís, pensé y me recriminé. Ella hablaba con ganas de acabar pronto ya que la lluvia comenzaba a caer con gotas cada vez más grandes. -Ha llegado para hablarnos, ¡un gran indigente Maya!, gritó con euforia.

¡Un gran indigente Maya!, repitió, como esperando aplausos.

Una persona del staff, sorprendida, le corrigió soplándole en la oreja: -no se dice indigente, se dice indígena. Y, para sorpresa de algunos, iniciadas e iniciados y seres de luz, chamanes y sanadoras, la presentadora respondió muy enojada por haber sido corregida: -y qué, ¿no es lo mismo?


La lluvia antes tímida, ahora llegó acompañada de fuertes ráfagas de Viento y polvo y luz en violencia. Comenzaron a inundar todo posible espacio, quisieron y se dieron la gana de colar en toda ropa ceremonial, en toda pluma, en todo exótico tocado. Volaron y trastocaron todo cuanto pudieron y empujaron, a jefes y autoridades kaxlanes y ladinos maquillados de indios, hacia muchos refugios. Eso sí, ellos, por indicación de una carta especial reservada a los ‘principales’, no osaron irse hacia la cabaña central, no al epicentro del centro, centro. No al núcleo. Allí se estaba contando la plata.

El indigente e indígena Maya -que para ellos vino siendo lo mismo-, dejó el micrófono de lado. No tenía caso. No había con quién hablar, ya se habían ido todos. De viva voz y desde mi cosmovisión, me tocó agradecer el momento, la Luz y la Oscuridad intermitentes. El Viento y la Tormenta. El Viento y el Frío, la Nube y la Neblina que nos hacen siempre posibles.

-Maltiöx b’a la KajUlew, ‘gracias a usted CieloTierra’, dije en voz alta. Y esa fue toda mi participación. A la mañana siguiente, partí por mi propia cuenta.


Ajq’ij Apab’yan Tew

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Apab’yan Tew

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martes, 17 de abril de 2012

LA MISION DEL AJQ’IJ


Hermanos y hermanas:

Este año es importante reflexionar sobre nuestros orígenes, nuestra misión y nuestro proceder; no solo como practicantes de la Espiritualidad Maya en Guatemala; sino también en el qué hacer de los que tenemos la Sagrada responsabilidad de llevar el conteo del tiempo o Ajq’ij. En esta línea de reflexión el Tata (titulo de dignidad para el Ajq’ij) Felipe Mejía nos presenta este articulo metódico, lleno de lineamientos que son transmitidos de forma oral y en herencia cultural y espiritual como una forma de rescate a esta forma de conducirnos.

Esperamos que el articulo sea para la reflexión profunda y para compartir sobre nuestra sagrada misión en el acompañamiento humano y espiritual de las personas que confían en nosotros

Equipo de Espiritualidad Maya de Guatemala





LA MISION DEL AJQ’IJ
Kajkan Felipe Mejia Sepet
Consejo de Autoridades Ancestrales Mayas “Kaji’ Imox – B’eleje’ K’at”

Cada persona a través de su cuerpo-mente-corazón-wäch q’iji (nawal)(1), tiene diferente actitud ante la vida interior y exterior, además de influir en ella su entorno, su medio ambiente. Es por ello que también existe otra forma de ver las enfermedades.

La enfermedad es inevitable cuando la vida pierde significado y se olvida de que se está conectado al “todo”. El miedo o la pérdida de la persona amada, la pérdida de la alegría y la confianza en si mismo perjudican la salud. De esa manera que la vida-energía comienza a retirarse del cuerpo. Así que, lo que puede ser “enfermedad” para la medicina occidental, pueden ser fenómenos de problemas básicos en la vida.

La pérdida de la energía básica es la causa principal de enfermedad y de muerte. El q’ij alaxïk o wäch q’ij (nawal), la luz, la estrella o el destino que le fue otorgada al ser humano desde el día de su nacimiento pierde su sol, su luz (pierde su norte) de distintas maneras según lo vemos desde la cosmovisión maya. Eso no lo mencionan los libros de medicina occidental moderna; pero la “violación” de la armonía y el equilibrio de la persona que se manifiesta a través de su wäch q’ij se reflejará con pesimismo, disminución inmunológica, cáncer, diabetes y muchas otras enfermedades de suma gravedad. Esto ocurre después de algún grave fracaso sentimental, profesional, alguna impresión bastante fuerte, un estado mental negativo o algún otro tipo de ruptura significativa.

En ese momento es que interviene el/la Ajq’ij (guía espiritual maya) y es quien crea un enlace invisible de poder con los seres superiores y con quien va a curar. Los rituales, los instrumentos, los materiales ceremoniales, las maniobras médicas para el cuerpo, los ruegos, la concentración mental, la medicina usada ancestralmente son el refuerzo de la ceremonia de curación del que hará uso en ese momento. Hay quienes llaman amor a ese vínculo pues surge del deseo de ayudar con todo el corazón y sanar completamente a los demás.

Como seres humanos que vemos la realidad de cierta manera, hemos invertido nuestra fe en lo que nuestros sentidos nos indican que es real. En la sociedad es real la cirugía, los medicamentos y, hasta cierto punto, las vitaminas. Pero por otra parte, lo real es la música ancestral, los tambores, el uso de objetos curativos, el limpiar en puntos específicos, el uso de cristales, de plantas medicinales, etc. Todo lo mencionado contiene energía, a menudo bastante imperceptible, pero es distinguida por los sentidos y, por lo consiguiente, determina cambios físicos. Sin embargo, además del poder de los sentidos, los ajq’ija’ reconocen que el poder del corazón, las palabras y el escuchar atentamente a las personas influye demasiado en la vida del curado. Esa misma actitud de enlace es como el la ajq’ij se comunica con todas las manifestaciones de la naturaleza y el universo en general.

El curador que se duele con el herido, la mujer o el hombre conocedor de la fuerza espiritual (energía), facilita el momento de la unión entre el curador y el curado, alcanzando las dimensiones interiores del espíritu con su propia fuerza de voluntad. De este modo, mostrando el camino, el curador ayuda al curado a recordar lo olvidado, del que muchas veces ha surgido su enfermedad.

El ajq’ij que viaja por el mundo del espíritu, de la intangibilidad y conoce el mundo de los sueños sabe que la mente y su fuerza genera el más cruel de los dolores, puede paralizar y matar con el convencimiento que el mismo ser humano genera desde si mismo. Son incontables los casos de personas que fallecen, no a causa de su enfermedad, sino del miedo. Buscan apoyo en la medicina de uso común y respuestas que las puedan orientar en su viaje a través de la enfermedad, pero con demasiada frecuencia no las encuentran.

La fuerza de la mente positiva entonces, tiene mucho que ver con el recurso curativo. No hay nada escrito en la historia de la medicina, ni en los descubrimientos de la ciencia moderna que lo contradiga. La información que poseemos sobre la salud y la enfermedad proviene en mayor o menor grado a través de los sueños, las visiones y otros productos del corazón y de la mente que a cualquier otro fenómeno.

Existe una realidad inseparable entre la mente y el cuerpo, y eso puede generar control fisiológico. Ningún pensamiento se deja de marcar corporalmente; ninguna señal corporal tiene lugar sin ser registrada por la mente.

Los instrumentos destinados para utilizar la imaginación con propósitos curativos y diagnósticos reciben nombres distintos. Pueden ser conocidos como hipnosis, trance, meditación, viajes chamánicos, oración, etc. Sea cual sea su nombre, lo que se necesita en el momento es abrir un pequeño espacio dentro del mundo ordinario, dentro de la realidad como la percibimos para poder oír de un modo inconsciente los mensajes procedentes del propio complejo cuerpo/mente/corazón/wäch q’ij. Ese pequeño espacio permite una comunicación con una mente conectada al universo, un poder superior, una consciencia colectiva, aquello que da sentido (na’oj), sustancia (ruk’u’ux) y orientación (ruchojmil qab’ey) a la vida. Dicho momento en sí constituye el inicio y el propósito de la curación.

Lo más importante del mundo de la espiritualidad maya y del mundo en general debiera ser el aprender a respetar la particularidad del camino de cada persona, así como debiera respetarse el entorno, la naturaleza ya que somos parte de un “todo”. La realidad es que una misma enfermedad es distinta y con propósito diferente en las personas. Pero sea cual sea el método de tratamiento, debe utilizarse con compasión, amor y buen juicio.

De eso surge algunos compromisos que debieran implementar en su vida cada ajq’ij:

Compartir el conocimiento que reciben de la gente que auxilian, porque de esa manera se liberan del cúmulo de energía que han captado, además de cooperar en la creación de un sistema unificado para ayuda colectiva en el futuro.

Satisfacer la necesidad de la tarea de innovación que el wäch q’ij del ajq’ij trae por misión el cual se adquiere en la convivencia y el intercambio con otros ajq’ija’ ya que de esa manera también puede obtener varios puntos de vista en relación a la curación. Cuando existe frustración en el la ajq’ij es porque absorbe la energía del curado el cual puede conducirlo al desastre si no sabe reencauzarlo.

Ser capaz de ayudar a las personas a alcanzar mayor claridad de conciencia y que a través de su enfermedad y curación pueda obtener la paz y la armonía. Sobre todo, que el mismo ajq’ij primeramente trabaje en su propio equilibrio y armonía para ser consecuente no solo con sus palabras sino también con su actitud.

No debe aumentar la confusión y el sufrimiento del afectado para su propio beneficio.

El trabajo del ajq’ij es comunal y por lo tanto debe tener en cuenta el juicio de los demás porque ha adquirido un compromiso de servir y no podría “servir” si no es porque los demás lo respetan y creen en él-ella . Su trabajo como fisioterapeuta tiene una importante fuente de poder. De tal compromiso es que surge la imagen de que dicha persona es una autoridad en su comunidad.

Todos los ajq’ija’, así como tienen el derecho de ejercer la misión encomendada desde la especialidad de su día de nacimiento sin que otra práctica espiritual las condicione, así también tienen el compromiso de buscar el raxnaqil (una persona completa-la perfección), y así ser él-la ser human@ a quien todos tengan como un ejemplo bueno de imitar y seguir.
En un mundo en el que todo está siendo cada vez más confuso y más oscuro, esa debiera ser la misión de cada uno de los ajq’ija’, ser el reflejo de la luz que el Creador nos ha confiado a través de nuestro Ch’umilal (la luz de nuestro destino) para curar, no solo el cuerpo físico sino también apoyar en la trascendencia de nuestros hermano@s.


Iximché, Tecpán Guatemala, enero de 2009


1. El q’ij alaxïk o wäch q’ij: es lo que comúnmente se le denomina nawal en algunas áreas del territorio maya y por personas que aún no están inmersas en la práctica de la cosmovisión maya, sobre todo en el uso de algún idioma maya.

miércoles, 11 de abril de 2012

Sexualidad precolombina


Sexualidad precolombina

Antes de la Colonia el sexo estaba ligado a la naturaleza y la fertilidad.
POR HILDA RODAS

La sexualidad en los pueblos prehispánicos fue censurada por los españoles a su llegada al Continente, ya que la consideraban pecaminosa, pues no era monógama y formaba parte de los ritos de guerra y religión. Esta práctica llevó a clérigos como Fray Bartolomé de las Casas a escribir: “El sodomismo y la zoofilia eran demasiado libertinaje para ser admitidos por la Iglesia Católica”. Estas notas se conservan en el Archivo de Indias de Sevilla.

Tomado de Prensa Libre
Según un reportaje de la BBC de Londres, durante cientos de años el estudio sobre las prácticas sexuales de las culturas mesoamericanas quedó engavetado. Fue en 1926 cuando el antropólogo Ramón Mena reunió una muestra de esculturas fálicas y otros objetos prehispánicos, que el tema volvió a la palestra, pero se decidió que la exposición no fuera abierta al público. Las piezas permanecieron durante varias décadas en un salón secreto del antiguo Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México. Muchas resultaron ser falsas, pero Mena logró que más investigadores se ocuparan de trabajar esta temática.

Los mayas practicaban la poligamia. Los reyes tenían varias esposas, aunque solo una ostentaba el título de reina. Confiaban en la protección de sus dioses y estos gobernaban su vida sexual. En honor de ellos se ofrecían sacrificios de animales o de humanos, y en sus rituales se introducían objetos “sagrados” en la lengua o se perforaban el pene, bajo efectos de alucinógenos. Todos los ritos tenían en común ceremonias preparatorias como la abstinencia sexual.

Lo que se ha encontrado

La mayoría de material con que se cuenta al respecto ha sido recopilado por arqueólogos, antropólogos y epígrafos, como resultado de la quema de los libros de los nativos en la época colonial, para erradicar sus creencias y costumbres, entre ellas las sexuales.

Los vestigios de las artes amatorias quedaron en códices, glifos y pequeñas esculturas caseras. En el Código de Dresde, por ejemplo, se observa a la diosa (abuela) maya Ixik como consorte de una deidad, en preparación para la cópula.

El doctor en Antropología Stephen Houston, en el estudio La sexualidad entre los antiguos mayas, hace referencia a Los rituales de los bacabes, documentos de la época colonial que contienen poemas escritos por los españoles y que revelan el lenguaje que utilizaban antes del acto sexual.
Eran expresiones secas y directas que transmitían las consortes, quienes buscaban actuar según la medida de los dioses. “Eres el deseo de las hijas de las mujeres, el deseo de los hijos de los hombres”, se decían, según Houston.

Parejas

Para los mayas, el hombre era el proveedor, la fuerza, protector, padre e imagen pública. La mujer era nutridora, maternal, dependiente, afectiva y doméstica, pero no existía ningún tipo de discriminación entre heterosexuales y homosexuales.
El arqueólogo Héctor Martínez, coordinador del proyecto Cancuén, Petén, cree que la mujer “común y corriente” era comprometida desde su nacimiento con hombres de otras familias. “No hay mucha información de ello, pero también es lógico que haya existido el cortejo por amor”.
La única forma de reproducirse era a través del sexo. Según recoge Frank J. Lipp en su libro Rituales, religión y curas, la sexualidad era de carácter reproductivo. Abusar de ella producía la enfermedad y muerte por la lascivia, que por ser femenina era fría, mientras que abstenerse mantenía el cuerpo cálido y con vida. El lascivo desprendía fuerzas negativas que afectaban a las personas, cultivos, animales débiles y más fuentes de desarrollo, por lo que debía arrepentirse de su proceder.

Homosexualidad

Según Mario Humberto Ruz, en su libro La semilla del hombre, los antiguos mayas tenían claro que cada individuo nacía hombre, mujer, bisexual u homosexual. De hecho, la misma diosa Luna era considerada bisexual.

Uno de los sitios arqueológicos guatemaltecos que describen las relaciones entre el mismo sexo se encuentra en las cuevas de Naj Tunich, Petén. La pintura rupestre hace referencia a motivos sexuales que datan de finales del Clásico Tardío (550-800 d.C), dice una investigación de Houston y Karl Taube.

La masturbación masculina es una de las escenas más reproducidas en esculturas y pinturas en cuevas, pues de acuerdo con la antigua cosmovisión, las cavidades eran los espacios donde el semen-semilla fructificaba la tierra, a manera de acto propiciatorio, escribió el investigador guatemalteco Carlos Navarrete.

Lo que no era admitido entre los mayas era la infidelidad. Cuando una mujer cometía adulterio, el marido tenía derecho de arrancarle la nariz a mordiscos, lo mismo que a su amante, cita un texto de Houston.

Sacrificio humano

·         Se practicaba como medio de comunicación con los dioses y para honrarlos en días especiales. Estaba reservado para la realeza, pero luego se extendió a los prisioneros, esclavos y niños. Estos son algunos de los métodos empleados:

·         El sangrado: se obtenía cortando o agujereando una parte del cuerpo, como los lóbulos, la lengua o los genitales, con obsidiana o espinas punzantes. La sangre se derramaba sobre un recipiente lleno de hojas de papel corteza que luego se quemaba y el humo elevaba la energía humana a través del aire hasta el cielo.

·         Vírgenes: consistía en arrojar a mujeres vírgenes en el sagrado cenote, para pedir favores. Si la víctima sobrevivía, se decía que había sido perdonada por los dioses. (esto es en Yucatán México).

Natural y sin censura
La sexualidad estaba relacionada con ritos y religión.
FRANCISCO MAURICIO MARTÍNEZ

La vida sexual de los mayas precolombinos era natural y plena. La homosexualidad o bisexualidad no eran castigadas, pues el erotismo era considerado una necesidad relacionada con ritos e incluso regida por los dioses. Sin embargo, “toda esta cultura cambió con el arribo de los conquistadores”, afirma la socióloga Saríah Acevedo.

¿Cómo era la sexualidad de los mayas prehispánicos?

El cuerpo era concebido como un elemento integral. Las sensaciones físicas no estaban separadas de las emociones. La sexualidad era considerada como una parte para lograr la integralidad y plenitud del ser. De hecho, era una necesidad ligada a la trascendencia espiritual, y por lo tanto, regida por los dioses. (Creadores y Formadores)

Se dice que los conquistadores cambiaron esa cultura.

Hubo muchas diferencias entre el concepto de sexualidad. Para los indígenas los principios básicos eran flexibilidad, aceptación y naturalidad, lo cual contrastaba con la mentalidad colonial, que veía el sexo como pecaminoso.

Según los españoles, el cuerpo de la mujer debía ocultarse, negarse al placer, porque en esa época los cánones religiosos planteaban que la sexualidad debía ser solo para la fecundidad. Para los mayas, y casi todos los pueblos mesoamericanos, la sexualidad era algo deseable. El placer no era mal visto, porque incluso era parte de la trascendencia espiritual.

¿Hubo anticoncepción?

Se tiene conocimiento del uso de métodos anticonceptivos, tanto en las mujeres como en los varones. Los mayas, como buenos astrónomos, empleaban estos conocimientos para saber con exactitud cuándo era el momento de mayor fecundidad, de fertilidad. Algunos otros colegas creen que, incluso, usaban algunas plantas.

¿Hubo precocidad?

Este concepto varía en todas las sociedades a través de la historia. En la maya se consideraba que siempre, y solo si las personas se desarrollaban biológicamente, ya estaban listas para la sexualidad y la procreación. Por lo general, la primera menstruación era motivo de ceremonia, porque marcaba el fin de una etapa y el inicio de una vida sexual.

¿Y en el caso de los hombres?

En los varones implicaba el proceso de desarrollo físico que tienen hasta alcanzar la madurez sexual. Obviamente, no tenían un indicador tan preciso como en el caso de las mujeres.

¿Cómo era vista la homosexualidad y la bisexualidad?

Eran reconocidas como algo normal. No se daba un castigo por esta o aquella conducta, como ocurrió posteriormente. Las preferencias sexuales por el mismo sexo eran naturales. En el caso de los pueblos mesoamericanos, el elemento que utilizaban para darle explicación a esto era el maíz, que es a la vez macho y hembra, porque en una misma planta fecunda. (sobre la homosexualidad hay muy pocos estudios y no se ha reflexionado ampliamente desde las comunidades indígenas)

Lo que está entre paréntesis es nuestro.
Tomado de: