Queridos lectores:
Les dejamos este articulo del gran amigo: Kanek
Estrada, un ajq’ij e investigador quién publico este articulo en el XXVI
simposio de Investigaciones arqueológicas en Guatemala realizado en julio de
2012, el evento de la Arqueología Maya más importante del mundo de la
investigación arqueológica.
Les invitamos a la lectura y a comentar este trabajo
y a discutir este articulo.
Que disfrutemos la lectura.
Julio Menchú
Equipo de Espiritualidad Maya
jmenchu@espiritualidadmaya.org
EL
CICLO RITUAL DEL DÍA 8 B’ATZ’ Y LA RENOVACIÓN DEL MUNDO: IDEAS CONTEMPORÁNEAS
DEL TIEMPO Y LA CREACIÓN ENTRE LOS K’ICHE’ CONTEMPORÁNEOS (1)
Lic. Canek
Estrada Peña
Posgrado de
Estudios Mesoamericanos
UNAM
INTRODUCCIÓN
Hoy día la fiesta del 8 B’atz’ es una de las celebraciones más
importantes entre los practicantes de la espiritualidad maya de Guatemala,
considerándose incluso hoy día como el “año nuevo maya”; ocurre cada 260 días y
la próxima que vendrá será el 12 de diciembre de 2012.
Exceptuando la entrada
del Mam al principio del año nuevo,
las fechas importantes del cholq’ij están
desvinculadas del calendario solar, pero son de suma importancia ritual y se
celebran con ceremonias que tiene por objetivo por una parte agradecer las
bondades y favores que se recibe desde el mundo sagrado en lo individual, lo
familiar y en lo comunitario, así como propiciar una vida equilibrada y
tranquila. Estos días se invocan y alimentan aquellos nawales con una fuerza precisa cifrada en el numeral que lo acompaña,
a fin de que animen la vida en el Kaj-Ulew,
‘Cielo Tierra’. A todos estos días se les llama nimalaj q’ij, “días grandes” o “días mayores”.
Bunzel (1981:341-342) tomó nota de algunos
de ellos, que estaban en uso en los años treinta del siglo XX en el pueblo de
Chichicastenango, y notó que casi siempre venían en grupos de dos o tres días
consecutivos. Clasificó algunos de ellos en términos de obligación para cada jefe
de familia, y nombró a estos días como “de conmemoración”. Ellos eran:
8 kiej
Conmemoración de los difuntos.
8 ix
Conmemoración del mundo.
8 e Conmemoración
de la vida personal.
8 q’anil Celebración de la milpa.
8 aj
Invocación del animal del destino.
8 batz
(para adivinos). Conmemoración del calendario.
En la actualidad algunos de estos días
siguen estando en uso, como es el caso del 8 I’x, en que se conmemora a la tierra pues es cuando se presenta “su
fuerza media y equilibrada”; este es el momento indicado de agradecerle y de
comunicarse con ella por medio de la ofrenda a fin de asegurar la morada y la
subsistencia que da su poder. El 8 Q’anil es la
fecha en que se celebra a la milpa, ya que se piensa es el momento en que
retorna la fuerza del nawal que hace
posible la maduración de las cosas sobre la tierra, y por lo tanto, el que hace
posible la existencia de todas las semillas y de la milpa misma por extensión;
es el día propicio para establecer comunicación con la fuerza que hace posible
los alimentos y pedir por una buena siembra o cosecha.
Cabe mencionar que hoy día me fue imposible encontrar
algunas celebraciones mencionas en estas etnografías en mi propio trabajo de
campo, como la del 8 Kej como
conmemoración de los difuntos, o la del 8 Aj como día para hablar al animal
compañero que vive en el monte.
EL CICLO RITUAL DEL 8 B’ATZ’.
El
día de obligación más importante en la actualidad entre los ajq’ijab’ k’iche’ es el 8 B’atz’, pero para entender la
trascendencia que tiene este acontecimiento en su pensamiento cosmogónico es
necesario entenderlo no como un día aislado, sino como el acontecimiento
crucial de todo un ciclo que comienza veinte días antes, con el día 1 B’atz’.
Es
necesario puntualizar algunas cosas. El significado del nombre de este día es
traducible y significa hilo; es el “nawal que se enrolla.” De este concepto
se derivan varios significados: algunos ajq’ijab’
lo llaman “el hilo de nuestra existencia” porque está vinculado estrechamente
con toda la vida y el destino; es el día que marca el inicio de la vida de todo
lo que existe en la tierra. B’atz’ se
considera como la continuidad del tiempo, el cuál es visto de manera cíclica a semejanza de una
madeja de hilo que se enrolla sobre sí misma: el hilo del tiempo, el
transcurrir de los días, pasa incontables veces sobre sí mismo (kab’otzinik).
Casi
todos mis informantes comenzaron a describirme cada nawal a partir de B’atz’, y
todas las publicaciones hechas por los mayas que he podido consultar hasta
ahora comienzan la enumeración de los veinte días igualmente. Contrariamente a
lo que se considera como un hecho casi innegable entre los mayistas, la
posición del día 1 Imox (equivalente
al 1 Imix del sistema yucatekano) es irrelevante como fecha
inicial del cholq’ij; casi
convencionalmente este lugar lo ocupa B’atz’.
A este respecto, es interesante remitirnos a algunos registros etnográficos del
siglo XX:
En
Momostenango el día “ocho mono” indica el inicio del calendario y el cómputo de
los días para la educación de un adivino. Como vestigio de un culto indígena,
este día se debe dedicar a la confesión general. En Chichicastenango, el
calendario principia en un día “un mono” y para el comienzo de la educación del
adivino novicio parece que se prefiere el día “trece mono”. (Schulze Jena
1946: 36)
Aunque los días corren en ciclos interminables, todos los
antiguos calendarios principian en el día 1 imux. (El 1 cipactli azteca). Sin
embargo, los adivinadores quichés principiaron todos en 1 bats, y los
manuscritos de calendarios que me fueron mostrados principiaban en ese día (Bunzel 1981:334).
La conmemoración de Guajxaquip Batz es en el
calendario ritual de gran importancia porque en él principia a contarse el
periodo calendárico de 260 días. Es además el día más propicio de todos los del
calendario para la eficacia de las oraciones que los seres humanos dirigen a la
divinidad de la tierra. La ceremonia de conmemoración del Guajxaquip Batz es
religiosa, y en ella se purifica el espíritu, confesándose ante la divinidad de
todas las culpas cometidas. Asimismo es una ceremonia de acción de gracias por
los beneficios recibidos durante el año. En este día se efectúa la iniciación
de los adivinos en la profesión de la interpretación del destino humano (Goubaud 1965: 13-14).
El significado es
que es el enredador del mundo. Por eso el Año Nuevo es cuando el B’atz’ gira. “Ya dio la vuelta, ayer”, es el Año Nuevo porque
“ya dio toda la vuelta, ya trabajó todo, ya hizo el B’atz’” (Rupflin 1999:71)
Todos ellos ubicaron a B’atz’ como el comienzo de la cuenta, y la razón de varios de ellos
es que que se coloca a B’atz’ al
principio siempre porque tiene una relación con el momento con que Ajaw Creador y Formador trabajó
para crear el mundo. En febrero de 2010 tuve la oportunidad de escuchar en
Totonicapán el testimonio de boca de un ajq’ij
acerca del momento en el no había todavía nada y sólo existía Ajaw como ser creador. El Chuchkajaw (‘Madre Padre’) platicó que
fue en el día 1 B’atz’ cuando Ajaw
se despertó, y que en el día 2 E
comenzó a sacudirse, en el día 3 Aj lloró buscando a su madre… y día tras día, tras darse cuenta de que tenía
existencia, comienza a darle forma a todo lo que conocemos, hasta llegar al 8 B’atz’, día en que quedaría completada
su creación. Como los días con numeral 8 se consideran como el “retorno, algo que da vuelta por sí mismo” (Xpe’chik), y es el número medio y
equilibrado de las ceremonias de conmemoración, en este caso el día 8 B’atz’ es considerado como el primer
retorno, la primera vuelta de los veinte días desde el momento en que el
Creador y Formador comenzó su obra; así pues, las ceremonias que se hacen en
este día tienen que ver con recrear y revitalizar el momento en que Ajaw completó la creación del Mundo y del tiempo.
Este
relato mítico es sumamente paralelo al texto bautizado como “Libro del mes”,
que aparece en el Chilam Balam de
Chumayel, (2001:117-118)
Y entonces llegaron
al oriente. Y dijeron:
—Alguien ha pasado
por aquí. He allí las huellas de sus pies.
"Mide tu pie", dicen
que dijo la Señora del mundo. Y que fue y midió su pie Dios el Verbo. Éste es
el origen de que se diga Xoc-lah-cab,
oc-lae, lah-ca-oc. Este dicho se inventó porque Oxlahun-oc (el de los trece pies), sucedió que emparejó sus
pies.
Y partieron del oriente. Y se
dijo el nombre de los días, que todavía no tenían nombre, antiguamente.
Y caminó con la madre de su
padre, y con su tía y con la madre de su madre, y con su cuñada.
Nacido el Mes, creó el que se
llama Día y creó el cielo y la tierra, por escala: agua, tierra, piedras y
árboles.
Y creó las cosas del mar y de
la tierra.
En el Uno Chúen sacó de sí mismo su divinidad e hizo el cielo y la
tierra.
En el Dos Eb hizo la primera escalera, para que Dios bajara en medio
del cielo y en medio del agua. No había tierra, ni piedras, ni árboles.
En el Tres Men hizo (odas las cosas, la muchedumbre de las cosas; las
cosas de los cielos y las cosas del mar y de la tierra.
En el Cuatro Ix sucedió que se inclinaron uno sobre el otro el cielo y
la tierra.
En el Cinco Men sucedió que empezó a trabajar todo...
Es
bien cierto que este texto colonial,
proveniente de la península de Yucatán,
pudo ser objeto de una reapropiación
de parte de los ajq’ijab’ k’iche’, o
bien pudo servir de inspiración para la creación de un nuevo relato que se
adecuara a su propio bagaje cultural, pero el ciclo ritual del 8 B’atz’ no
puede ser una invención reciente, ya que
los etnógrafos citados vieron las celebraciones de este día en la primera mitad
del siglo XX.
En
Momostenango esta fecha es quizá la más importante en cuanto a actividades
ceremoniales se refiere, pues es el día en que reciben su vara, (es decir, el envoltorio de semillas de palo de pito con que
se consulta a los nawales acerca del
destino), los nuevos ajq’ijab’
iniciados en el aprendizaje de esta profesión; recibir la vara significa casarse
ritualmente con este instrumental, así como con la vocación. Las ceremonias de
preparación de un futuro contador de los días comienzan en el día 1 No’j, -lo cual representaría el
comienzo o el primer paso del conocimiento o del pensamiento- y se efectuarán
todos los días con numeral 1, 6 y 8 hasta llegar al 8 B’atz’, día en que se completa la primera parte de dicha preparación.
Parte de estas ceremonias las hará el tijonel
(‘maestro’), y a partir del día 8 Kej
-día que da la vuelta el nawal de los
chuchq’ajawib’- su tijoxel (‘alumno’) lo acompañará a los
altares de los cerros circundantes a la comunidad, en donde quemarán pom para presentar al iniciado ante el Dios Mundo; en total son 60 ceremonias
con las que se realiza la iniciación en Momostenango (Consejo maya… 1999:
38-39).
Dos días antes de que llegue la fecha del 8 B’atz’ esperada;
es decir, durante el 6 Toj, todos los
contadores de los días hacen una ceremonia para pagar las ofrendas que no se
pudieron hacer por causas de fuerza mayor o que se olvidaron. De la misma
manera, y aunque es raro en cuanto que la preparación es un asunto delicado,
también los aspirantes a ser ajq’ij
pagan con ofrenda si es que no cumplieron alguna de las ceremonias de
preparación a causa de un olvido, mal clima, falta de dinero para el material,
o cualquier imprevisto que obstaculizara las ofrendas. Este día se usa para
“balancear el pago”, (pajab’al), entendiendo por eso como ponerse al corriente
con las ceremonias que se deben; la
falta cometida al endeudarse con las ceremonias no realizadas, es reversible
siempre que en la ofrenda de este día se queme el pom destinado a los días omitidos y un poco más a manera de
multa. Pero es importante llegar al
corriente al 8 B’atz’, ya que si no estas deudas se convertirán en sufrimiento.
En la
víspera de la gran celebración -el 7 Tz’i- los ajq’ijab
deberán realizar una ceremonia para agradecer la vida propia, la de su familia,
su comunidad y en sí de todo lo que existe en el mundo, en vista de se ha
podido llegar a dar una vuelta más a la madeja del tiempo, así como todos los favores recibidos durante los
doscientos sesenta días transcurridos. Esta es una ceremonia sólo de
agradecimiento, por lo que no se pide nada. El 7 Tz’i servirá de “secretario” al 8
B’atz’, anuncia que ya se ha llegado
la vuelta, que ya llega el momento en que se conmemora y revitaliza el momento
la creación, su fuerza es en esos momentos se ha calentado (xmiq’ik), se termina un ciclo del
tiempo, a vuelta, para dar pie a otro nueva. En el rito de este día algunos ajq’ijab
colocan alrededor del fuego la ropa (atz’iaq)
que ya no sirve, a fin de que se queme a un lado del pom. Esta acción se hace para agradecer a Ajaw por la ropa que cubrió sus cuerpos, y para evitar que esta
llegue a un tiradero de basura, pues si es cubierta por cascajo, tierra o más
basura, la persona se sentirá oprimida. A veces también se vela todo el
material que se quemará al día siguiente.
8 B’atz’ representa entonces la
culminación del proceso creador entendido en términos calendáricos, la primer
vuelta del tiempo, el primer paso del orden establecido por Ajaw, es el símbolo de la continuidad de
todo lo que existe, así como de su constante e ininterrumpida vuelta dentro de
una ciclicidad cifrada dentro del Cholq’ij.
La vuelta del tiempo es también la vuelta de las fuerzas que animan a todo
lo creado, por lo que es pertinente asegurar una vida armónica con dichas
fuerzas por medio de las ofrendas antes mencionadas, este es el momento
adecuado para pedir aquellas cosas que
aseguren el futuro próspero de manera personal, familiar y comunitariamente, es
interesante resaltar que incluso muchas de las oraciones van dirigidas a
conseguir estos bienes para toda Guatemala, para todos los grupos originarios
del continente y para todas las naciones del mundo.
El
ciclo ritual continúa mas allá de la fecha mencionada. El día que prosigue al 8 B’atz’, es decir, el 9 E,
es importante hacer ceremonias para pedir un buen camino y un buen destino en
adelante su importancia radica en que marca el comienzo de un reposo en la
acción creadora (9 E indicaría que se gesta un nuevo camino) hasta que llegue
el día 9 B’atz’. Según el relato al
que me referí con anterioridad, Ajaw
completó su obra el día 8 B’atz’, y
reposó durante cuarenta días hasta que llegó el 9 B’atz’.
El
ciclo de cuarenta días se encuentra
repetidamente en otros ciclos rituales como un lapso en el que afianzan
diversos aspectos de la vida: su importancia radica en el hecho de que se
repite la llegada de un mismo nawal
con un numeral una posición más alta; los jacaltecos llaman a estos periodos
como yoc habil, “pies o pasos del
año.”(Spraj 2001: 153). Como comentó Tedlock (1995: 105) para realizar los
matrimonios se prefiere que sea a los
cuarenta días ya que será el mismo nawal
en que se concertó la pedida exitosa de la novia, pero un numeral más
alto. También en varios casos se usa este periodo de tiempo
para hacer la ceremonia de presentación de los niños recién nacidos ante el Mundo, ya que anuncia la vuelta de su
propio nawal de nacimiento con un
grado más de fuerza; estas
presentaciones de cuarenta días en los niños se hacen sobre todo cuando su
salud corre riesgos.
Estos
días son cruciales para los nuevos contadores de los días que han recibido su vara en cuanto que significan la
consumación del matrimonio ritual que ha celebrado; para que el nuevo ajq’ij complete su ceremonia de iniciación a cabalidad, debe
esperar dichos 40 días para completar
sus primeras obligaciones rituales, repitiendo la visita a los altares a los
que asistió durante el 8 B’atz’.
La
explicación que escuché de la causa del descanso es que el trabajo de Ajaw Creador y Formador es similar
a la labor de parto de una mujer que da
a luz a un nuevo ser y que necesita
descansar de actividades físicas pesadas durante su cuarentena. De este
modo Ajaw también toma la cuarentena
de descanso, al término de la cual se considera que el mundo puede comenzar a
caminar de manera regular -el mencionado “paso del año”. Por esta analogía
entre crear el mundo y dar a luz a un ser humano, y de la cuarentena de la
recién parida con el reposo de Ajaw,
hoy día para los k’iche’ y otros grupos del Altiplano el 9 B’atz’ es considerado el día
del trabajo de la mujer. La celebración de este día ha cobrado fuerza en
muchos pueblos mayas de Guatemala pues lleva también consigo una reivindicación de la participación de las
mujeres en la sociedad, la espiritualidad y las costumbres (Morales 2004:
72-73). En la mayoría de los casos en los que yo he podido estar presente en una
ceremonia de 9 B’atz’,
sólo han sido las ajq’ijab’ mujeres
las que han dirigido dicho rito.
El
ciclo ritual que comenzó en 1 B’atz’
se completa cinco días después del 9 B’atz’
con la llegada del día 1 Ajmaq’, uq’ij rech ak’alaab’, “día de
los niños(as)”. Como su nombre lo indica, este es el día en que se agradece la
vida de los niños pequeños y se pide por su sano desarrollo físico y psíquico.
Su significado tiene que ver con la aparición de los primeros ancestros sobre
el mundo creado: el numeral 1 indica el comienzo, el inicio, el primer paso, lo
más nuevo, lo más tierno; ajaw Ajmaq
tienen que ver en primer lugar con el patrilinaje, con la sucesión de la
herencia de los antepasados marcada en la norma de vida que dejaron y que va de
generación en generación. Pero también este nawal
es una manifestación de los ancestros mismos, aquellos que se encuentran en
un estado de inmovilidad en la obscuridad;
para ellos Ajmaq este es
general un día en que se ofrenda a los difuntos a fin de que visiten a los
vivos (Schulze-Jena 1946: 37). Los ancestros viven en la morada fría bajo la tierra, en la iglesia, o entre las nubes y la
neblina (pa ri sutz’, pa ri muyul), pero
tras cierto periodo, los ancestros regresan al mundo encarnando en los niños, y
esto viene anunciado en diferentes señales que indiquen precocidad en el recién
nacido: nacer con un diente, mucho cabello u ojos muy alertas, tal cual si
fueran características de alguien que ya haya vivido en la tierra antes (Nájera
2000: 186). Por ello es una costumbre generalizada dar el nombre de los abuelos
difuntos a los niños, a fin de que se conviertan en sus reemplazos, en su tocayos, -términos que engloba la
palabra kexel-, a fin de que su esencia no muera, sino que siga viviendo
en los infantes. Desde la cosmovisión k’iche’, los niños son la unión entre el
mundo de los antepasados y los vivos.
OTROS DÍAS MAYORES.
Dentro
de los días que van del 8 B’atz’ al 9
B’atz’, ocurren dos celebraciones importantes por su fuerza y su calor. Parece
ser que no hay relación directa con el ciclo ritual que nos ocupa, pero por el
hecho de que acontecen dentro de los tiempos antes descritos, me parece
relevante tomarlos en cuenta. Ellos son los días 13 Toj y 13 Iq’. El primero
llega 18 días después del 8 B’atz’, y
el segundo solo trece días después
del primero.
El 13Toj es conocido como el nimalaj q’ij rech q’aq’, “el gran día del
fuego”. Es la celebración por la cual los ajq’ijab’
les dan las gracias al fuego por permitirles trabajar con él en sus ceremonias,
alimentándolo con la sangre de un ave y con buenas cantidades de pom.
El ajaw Toj está íntimamente relacionado
con la lumbre, ya que unas de sus nemónicas hacen referencia a las ofrendas de
copal y a los altares en donde se queman. La misma ofrenda es un “instrumento
de pago” (tojb’al), pues es a
través del fuego por donde los nawales pueden recibir el pom, el cuilco, las velas, la sangre y los demás materiales con los que se
les paga y alimenta. El numeral 13 indica algo muy maduro, muy antaño, la
máxima fuerza que puede alcanzar este nawal,
lo más acumulado; y es el fuego uno de los poderes más fuertes que existe dentro
del cosmos; su poder se manifiesta a ser
el vehículo por el cual el ajq’ij es
capaz de entablar comunicación se puede hacer oír (taab’al) con las corporaciones del cielo, con el Juyub’-Tak’aj, con los ancestros y con
los veinte nawales de los días. Por
medio de la ofrenda, el ajq’ij espera
también convencer a la lumbre de que le “hable más”, es decir, que le dé más
señales por las que cree este se
comunica.
Al
día 13 Iq’ se le conoce como nimalaj q’ij rech uk’ux, utiojil Mam Q’ij, “gran día de su corazón,
de su cuerpo del Abuelo Sol”. La palabra mam,
“abuelo”, es menos un rasgo de parentesco familiar que un título honorífico que
lo coloca por arriba de otros seres sagrados del mundo (Schulze –Jena 1946:
29).
El
sol no solo tiene su nawal, sino que
él mismo es el nawal más poderoso, en tanto que es que determina y da la pausa
para el tránsito de los días por el mundo. En las creencias, es también el que
transformó en piedra a los seres que en
la obscuridad tenían vida y que ahora están en los cerros y los barrancos
cuando se dio el primer amanecer; ellos son las diferentes formaciones rocosas
y figuras en donde ahora se tienen los altares para las ofrendas mayas. Todos
ellos quedaron petrificados cuando la tierra se secó a causa de que el calor
secó la superficie de la tierra. Una de los aspectos de ajaw Iq’ es precisamente
nawalib’, no solo como figuras de piedra, sino en el
sentido amplio del término. Siendo el 13 el numeral que indica lo más grande,
es lógico que la ceremonia que se hace en este día esté dedicada al nawal mayor.
PALABRAS FINALES.
A través de
esta investigación es posible plantear que las ideas acerca del tiempo y de la
creación entre los mayas k’iche’ contemporáneos que siguen usando la antigua cuenta
de los doscientos sesenta días están conceptualizadas con fuertes analogías con
los procesos que marcan el inicio de la vida de un nuevo ser humano y con
aquellos que tiene que vivir la madre. En un primer momento Ajaw adquiere
conciencia de sí mismo y de su poder creador no inmediatamente, sino que tiene
que realizar las acciones pertinentes a un ser recién nacido. Su obra creadora
dura veinte días, y de ahí reposa cual si hubiera dado a luz; de este modo se
puede decir que Ajaw parió al mundo. El
ciclo termina con el (re) poblamiento de la tierra por parte de los antepasados
manifestados en los niños. En el lapso de este periodo, se hacen presentes las
dos de las fuerzas sagradas más
poderosas: el fuego y el sol.
Esto no nos
debe extrañar si pensamos que otros elementos del cholq’ij son análogos a la numerología propia del
cuerpo humano. Hoy día se piensa que los 260 días del calendario sagrado son
correspondientes con los nueve meses de la gestación humana, que los veinte nawales tienen que ver con los veinte
dedos del cuerpo, y que los trece numerales son las trece articulaciones
mayores. Todo ello nos permite apreciar que aun y cuando hipotéticamente en sus
orígenes esta cuenta pudo tener otros sentidos, en la actualidad es el ser
humano la figura que da las claves para comprender la razón de ser de este
calendario.
La
celebración del día 8 B’atz’ es uno
de los mecanismos con que la los k’iche’ construye su metadescripción, es decir,
la idea que tienen ellos de sí mismos y de su medio de significación.
Bien es cierto que la importancia de esta fecha está bien documentada desde las
primeras etnografías modernas acerca del uso ritual del calendario de
doscientos sesenta días, pero es a partir de la década de los noventas del
siglo pasado que elevó su rango a lo que podríamos decir que se ha constituido
como la mayor celebración de la renovada espiritualidad
maya.
Actualmente
la llegada de este día es recibida con grandes ceremonias a las cuales asisten
gran cantidad de gente en diferentes localidades de Guatemala; llaman la
atención especialmente las que son celebradas en los lugares considerados como
sagrados, como son las diferentes zonas arqueológicas no sólo de los Altos, sino
también del Petén; así mismo, estas ceremonias son llevadas a cabo dentro de
organizaciones, ONGs e instituciones de corte indígena, como es el caso de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala
(Morales 2004: 72-73). Su importancia rebasa también las barreras lingüísticas
y étnicas, puesen este día también
ofrendan varias comunidades no k’iche’.
De este
modo, el 8 B’atz’ se constituye como una fecha con una
fuerte carga cosmogónica y religiosa, pero al
mismo tiempo como una bandera de la conformación de una identidad maya
que reivindica una manera propia de semiotizar el concepto de “tiempo” y sus
implicaciones. Aunque la mayor parte de la población indígena en Guatemala se
considera católica, cristiana o protestante, hay una participación activa cada
vez mayor en las ceremonias que conmemoran este y otros días importantes,
siempre que se han convertido en el símbolo por excelencia de un “tiempo
propio”-por ello también la consigna
cada vez más reiterada de que se trata
del “año nuevo maya”- que identifica a los participantes como gente maya, más allá de la adscripción a
un culto específico o de las interpretaciones más o menos “puristas” acerca de
esta espiritualidad.
Los mayas
nunca han perdido “su tiempo”, pero es ahora cuando se sujetan de él más
fuertemente. Ellos no son entes pasivos a los que se le pueda adoctrinar de
manera autómata, como plantean aquellos que afirman que sus conocimientos y
prácticas fueron instruidas por antropólogos extranjeros, mucho menos lo que
desgraciadamente otros han considerado como una “mala copia irrisoria de sus
ancestros”; son, ante todo, gente con una herencia ancestral legítima, pero
también son consientes y perfectamente capaces de decidir el rumbo que deben
tener sus tradiciones.
Aquellos
elementos que retoman de textos no propios de su tiempo no son simples citas
textuales, son ahora textos sometidos a una traducción semiótica, los han hecho
pasar por el filtro de su campo de significación a fin de que adquieran un
sentido tangible y trascendente para ellos. Los textos provenientes del Chilam Balam de Chumayel, del Popol Wuj y otros más que podemos
encontrar incorporados en la narrativa contemporánea, así como en el sistema
calendárico de estos pueblos ya no son más las letras de imprenta, son ahora
otros nuevos que nos dan cuenta de los valores
culturales y necesidades que los mayas de Guatemala están interesados en
vitalizar; son textos que han adquirido nueva vida, y que representan algo
latente en la vida de un porcentaje de practicantes del costumbre que de manera consiente se encuentran en un proceso
de forjar una identidad y una espiritualidad autónoma. “Su tiempo” no es un
fósil del pasado, sino un ente vivo que respira el aire fresco de nuestro
momento histórico.
El cholq’ij gana cada vez con más
fuerza un lugar dentro de concepto de
cultural que tienen los k’iche’ de sí
mismos y más allá, también entre las demás comunidades lingüísticas mayas de Guatemala.
Bibliografía consultada:
·
BUNZEL, Ruth Leah.
1981
Chichicastenango. Traducción de Francis
Gall, Ministerio de Educación, Guatemala, C.A.
·
CONSEJO maya Junajpu’ Ixb’alamke.
1999 Wajxaqib’ B’aatz’. Asociación Cultural y
Educativa “Kajib’ No’j”, Cholsamaj, Guatemala.
·
GOUBAUD Carrera, Antonio.
1965
“Guajxaquip bats. Ceremonia
calendárica indígena”, Cuadernos de
Antropología 4, pp. 7-18. Guatemala.
·
Libro del Chilam Balam de Chumayel.
2001 Traducción de Antonio Médiz Bolio; prologo, introducción y notas de
Mercedes de la Garza, CONACULTA, México .
·
MORALES Sic,
José Roberto.
2004 Religión y política: El proceso de
institucionalización de la espiritualidad en el movimiento maya guatemalteco. Colección
cuadernos de maestría. FLACSO, Guatemala.
·
NÁJERA
Coronado, Martha Ilia.
2000 El
umbral hacia la vida. El nacimiento entre los mayas contemporáneos.
Programa de Maestría y Doctorado en Estudios Mesoamericanos, UNAM, México.
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1999. El Tzolkin… es más que un calendario. Fundación CEDIM, Guatemala.
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SCHULZE-
JENA, Leonhardt.
1946 La vida
y las creencias de los indígenas quichés de Guatemala. Traducción de
Antonio Goubaud Carrera y Herbert D. Sapper, Ministerio de Educación Pública, Guatemala, 1946.
·
SPRAJC, Ivan. 2001
Orientaciones astronómicas en
la arquitectura prehispánica del centro de México. INAH, México.
·
TEDLOCK,
Bárbara.
2005 El tiempo y los mayas del Altiplano. Fundación
Yaxté, Guatemala.
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