Queridas lectores:
Les dejo nuestra nueva entrada o articulo. El M.A. Juan Diego González, k'iche' de Totonicapan, nos hace una exposición magistral para entender la lógica "No" occidental de las comunidades de los pueblos originarios en Guatemala. Que nos sirva para adentrarnos en las comunidades y sus vivencias dejando lo occidental por un lado.
¡Que disfruten la lectura!
Julio Menchú
Equipo Espiritualidad Maya de Guatemala
LA ESPIRITUALIDAD MAYA EN LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES EN TOTONICAPÁN: “SEGÚN NUESTROS ANTEPASADOS”
Juan Diego González
ixmukaneoxlajuj@yahoo.com
Al encontrarse uno en Totonicapán,
bien sea en el área rural o en el área urbana, y curiosear un poco en torno a
la cultura, preguntando a la gente por sus tradiciones, sus creencias y sus prácticas
cotidianas, es común escuchar respuestas que comienzan con la frase: “SEGÚN
NUESTROS ANTEPASADOS”. Por ejemplo cuando se les pregunta a los líderes en
torno al por qué se organizan de esa forma y no de otra, las respuestas que dan
siempre van encabezadas por la frase “SEGÚN NUESTROS ATEPASADOS”.
En este
contexto socio cultural y político, la frase: “SEGÚN NUESTROS
ANTEPASADOS” es una expresión que sintetiza experiencias colectivas e históricas
las cuales siguen estando presentes en la vivencia actual de estas comunidades;
es una locución que en última instancia constituye un gancho que conecta las
vivencias y creencias en el pasado con el tiempo presente, vivencias y
creencias que no solamente siguen vigentes en la memoria colectiva de los
habitantes sino también en la práctica cotidiana, las cuales hacen que ese
pueblo maya k’iche’ sea lo que es.
Además, la frase “SEGÚN NUESTROS
ANTEPASADOS” es una expresión que no solo sintetiza experiencias sino que al
mismo tiempo establece una relación de filiación de las comunidades como hijos,
nietos, bisnietos, etc., con los antepasados que son los abuelos, los
bisabuelos, los tatarabuelos, etc. En esta relación de filiación, son los
hijos, los nietos, los bisnietos, los que siguen dando vida a lo que un día los
abuelos visualizaron y practicaron como parte de las estrategias de sobre
vivencia.
En este orden de ideas, las
prácticas y creencias en torno al ejercicio del poder en las alcaldías
comunales, en las parcialidades y en el cuidado de los recursos naturales en
Totonicapán son un bagaje de legados que vienen transmitiéndose oralmente de
generación en generación. Por eso cuando los líderes hablan de su cultura o de
su cosmovisión vinculados con el ejercicio del poder, siempre recurren a la
frase: “SEGÚN NUESTROS ANTEPASADOS”.
Por eso, la COPMAGUA (1999: 153) señalaba que: “las
comunidades de Totonicapán cuentan con conocimientos espirituales relacionados
con la cosmovisión entre otros; sobresale el conocimiento de la naturaleza. En
todos sus actividades siempre toman en cuenta las enseñanzas de los
antepasados: cuando siembran, cuando se casan, cuando botan un árbol, cuando
captan una fuente de agua, lo primero que hacen es dirigirse con sus ofrendas
al dueño de la naturaleza, y elevar sus oraciones al Ajaw, para agradecerle al
dueño del universo, y para tener derechos de hacer uso de los recursos que
están a su alcance”.
Dentro de la
la concepción espiritual de las comunidades mayas de Totonicapán, todo lo que
existe es parte de la madre naturaleza y por lo tanto, es sagrado. En efecto, cuando
los comités de agua empiezan a gestionar proyectos de introducción de agua
potable (agua entubado) lo primero que hacen es dirigirse hacia la montaña,
donde se encuentra el nacimiento de agua
con el fin de pedir permiso a la madre naturaleza mediante una ceremonia
religiosa bien sea maya o cristiana. El planteamiento fundamental estriba en
que el recurso agua es asociado con el género femenino (es mujer)[i], por eso hay
que pedir permiso a su dueño antes de tocarlo; en términos cristianos es pedir
perdón a Dios y al mismo tiempo agradecerle porque él es el dueño del vital
líquido.
Lo anterior
es confirmado por la COPMAGUA en estos términos: “cuando se llega a captar un
nacimiento de agua, se hace la ceremonia, el Pata’n, para pedirle perdón,
porque van a llevar un nacimiento, y dejaran a los animales, los árboles, las
plantas (fauna y flora) sin agua. Por eso solicitan el permiso al Ajaw y su Nawal,
el cuidador…” (1999: 159). Es decir, el
respeto que se merece la fauna y la flora obliga a los comités a tener que
pedir perdón y permiso a la madre naturaleza antes de captar un nacimiento de
agua porque muy pronto otras criaturas se
quedarán sin el vital líquido.
Al igual que el recurso agua, el bosque comunal de
Totonicapán es percibido como parte de lo sagrado, el cual merece mucho
respeto. Por eso las comunidades de Totonicapán saben que todos los árboles
forman parte de la madre naturaleza. En este sentido, los comunitarios aseguran
que es un principio el que cada vez que se piensa botar un
árbol, lo primero que hace la persona es pedir permiso a la madre naturaleza
mediante un rito maya o una oración cristiana. Al respecto, uno de los líderes afirma:
“Así es la
costumbre de nuestros abuelos, tenemos que pedir permiso ante Dios primero de
allí quitarle la vida a un árbol, es gracia de Dios” (Líder
comunitario del cantón Juchanep, Totonicapán).
Es
decir, la práctica de pedir permiso a la madre naturaleza o a Dios antes de cortar
un árbol también forma parte de la cosmovisión maya, ya que todo lo que es
parte de la madre naturaleza tiene vida. Botar un árbol es quitarle la vida a
un ser que tiene vida, es quitar una parte de la madre naturaleza.
Obviamente,
este modelo de gestión de los recursos naturales practicado en Totonicapán
rompe con la concepción occidental de producción porque la lógica aquí es que, no importando el día, hay que explotar a la
naturaleza para producir más. En cambio, en la concepción maya no todos los
días son aptos para sembrar o cortar un árbol, para hacer este tipo de
actividades los k’iche’s recurre al Cholq’ij (el calendario ceremonial maya de 260 días). El recurso agua y el bosque son
usados para la satisfacción de las necesidades del ser humano y no para
explotarlos.
En fin, en medio de situaciones de despojo, de
racismo, de discriminación, de engaños y de criminalización, por años, el
pueblo maya de Totonicapán, a través de su organización comunal, ha venido
gestionando el recurso hídrico y conservando el bosque comunal, porque “SEGÚN
NUESTROS ANTEPASADOS”, así debe ser. Este modelo de gestión se desarrolla bajo
principios axiológicos, los cuales los presentaremos con detalle en la próxima
entrega.
Maltyoxb’a.
[i] Según la tradición de la
mayor parte de las comunidades de Totonicapán, antes de tener a una mujer como
novia o esposa, por respeto hay que pedir permiso a los padres de familia; esta
práctica también es aplicada para los nacimientos de agua, es decir, antes de
captarlos hay que pedir permiso a la madre naturaleza porque es la dueño de ese
tan preciado recurso.
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